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¿POR QUÉ ES IMPORTANTE LA EDUCACIÓN SEXUAL DESDE EL PREESCOLAR?

¿POR QUÉ ES IMPORTANTE LA EDUCACIÓN SEXUAL DESDE EL PREESCOLAR?

¿Existe la “Sexualidad infantil”?

Muchas personas consideran que el concepto de “sexualidad” significa hablar exclusivamente de reproducción o “coito”, pero es una idea muy lejana a la realidad. La sexualidad es el impulso vital que hace parte de nosotros desde el nacimiento hasta la muerte y en el cual se conjugan elementos biológicos, psicológicos, sociales y éticos.

En cada etapa de nuestra vida, vivimos y experimentamos la sexualidad de maneras diferentes. La sexualidad infantil existe, pero se desarrolla y se expresa de una forma diferente a la de los adultos, fundamentalmente a través de la curiosidad (observación, autodescubrimientos, preguntas) y el juego (exploración, imitación e identificación).

La sexualidad de la primera infancia incluye el descubrimiento de su cuerpo y la experimentación de sensaciones a través de la autoexploración y de los contactos como las caricias, los besos y los abrazos. Poco a poco se va desarrollando en las niñas y niños la conciencia de su propio sexo, de la existencia del otro y de las diferencias entre ambos. Es en esta etapa donde se desarrollan las primeras nociones sobre las características asociadas con lo que se espera socialmente de lo femenino y de lo masculino: los estereotipos. Los niños tienen curiosidad por el cuerpo del adulto y por el de otros niños y mucho interés por su propio origen, por la reproducción e incluso por las relaciones sexuales y amorosas entre personas adultas.

Temores de padres y madres

Existen muchos temores respecto a hablar con los niños y niñas pequeños sobre sexualidad. Algunos piensan que educarlos a temprana edad en estos temas los invita al inicio de una vida sexual y a una curiosidad prematura sobre las conductas sexuales o incluso que hay que protegerlos de cualquier información de este tipo para no incrementar su curiosidad o no “pervertir” su inocencia.  Otras personas temen hablarlo con sus hijos porque la educación sexual que recibieron de niños les produjo angustias, temores y dudas. Otros tienen mucho temor de hablar, porque simplemente no saben cómo hacerlo.

Frente a estos temores, se requiere que los adultos aprendamos sobre qué aspectos debemos enseñar y guiar y cómo hacerlo, con el fin de brindar una información adecuada, clara, sencilla, respetando el nivel de desarrollo evolutivo del niño y desarrollando acciones que construyan ambientes protectores.

¿Por qué empezar a hacer educación sexual desde el preescolar?

Para todos es claro que los adolescentes requieren educación sexual, pero si esta educación solo empieza desde los 12 o 13 años, se habrá perdido una oportunidad extraordinaria de empezar desde la primera infancia a fortalecer y empoderar a las niñas y niños en el conocimiento de su cuerpo, a amarlo y respetarlo y a respetar y valorar el cuerpo de los otros. Desde pequeños podemos ir sembrando las primeras semillas para construir los valores de la empatía, el autocuidado, el respeto por sí mismo y por los otros.

Diferentes estudios evidencian que, si se educa para la sexualidad desde el nivel preescolar, a mediano y largo plazo se reduce el embarazo adolescente[1].

Por otro lado, vivimos en una sociedad en que cada día más, se bombardea información sexual a través de los medios de comunicación, que de una u otra manera llega a nuestros niños incluso desde muy corta edad. Un niño que no tiene ninguna información, ni ha tenido orientaciones que le ayuden a diferenciar los mensajes positivos de aquellos mensajes que le hacen daño, fácilmente podría desarrollar comportamientos inadecuados o dañinos para si mismo o para otros o ser víctima de abusos sexuales.

Educación sexual integral

La educación sexual no debería utilizarse para amenazar, reprimir, castigar o enseñar sólo aspectos fisiológicos, sino como un proceso de acompañamiento  que ayude a conocer los procesos físicos, mentales, emocionales relacionados con el sexo, comprender las relaciones y las responsabilidades entre ambos sexos en igualdad de derechos, la posibilidad de usar la sexualidad de una manera asertiva, con valores morales para llegar a tomar decisiones racionales, para comprender las actitudes dañinas y las situaciones de violencia que pueden ocurrir. En resumen, la educación sexual es también una educación para la vida, como lo menciona Cecilia Cardinal de Martin: “…para el amor, para la autodeterminación, la libertad, la solidaridad, el respeto, la igualdad, la fraternidad”[2]. Por esto se habla de educación integral, donde no solamente se enseña sobre el cuerpo sino sobre las relaciones interpersonales, nuestros cambios como seres sexuales, las relaciones igualitarias, la formación en valores, la aceptación de nosotros mismos, el desarrollo de habilidades sociales y emocionales.

Temas de la educación sexual con niñas y niños pequeños

Recordando que todos los contenidos se desarrollarán progresivamente y teniendo especial cuidado en brindar información adecuada a su nivel de desarrollo, los contenidos que podrían considerarse dentro de un programa de educación sexual para infantes desde preescolar incluyen los siguientes temas:

  • Conocer, aceptar y cuidar el cuerpo.
  • Saber los nombres adecuados y sus funciones.
  • Conocer el concepto de “público y privado”
  • Explicar progresivamente cómo nacemos, como es el proceso de la concepción particularmente hablando sobre la unión de una célula masculina y una célula femenina y la gestación en el vientre de la madre.
  • Reconocer las emociones, nombrarlas y expresarlas. Ayudarlos a responder asertivamente en la relación con los demás, aprendiendo a expresar y modular las emociones.
  • Facilitar el desarrollo de la autoestima y de la seguridad personal.
  • Generar procesos de aprendizaje en equidad de género, igualdad de derechos entre hombres y mujeres y el respeto por la diversidad.
  • Desarrollar y fortalecer valores como la empatía, el respeto, el autocuidado, la tolerancia, la responsabilidad, la igualdad.
  • Enseñar habilidades de autocuidado para la prevención de los abusos sexuales infantiles, entre los cuales están: identificar adultos protectores y pedir ayuda, diferenciar entre contactos adecuados e inadecuados, secretos buenos y malos, identificar situaciones de riesgo, aprender a decir no, reconocer su espacio personal y su derecho a aceptar o rechazar acercamientos físicos.

Es importante tener presente que, aunque los niños deben desarrollar estas habilidades, nunca podrán protegerse solos. Aunque los niños las aprendan, son vulnerables a la manipulación de un agresor(a). La responsabilidad de la protección siempre es de los adultos cuidadores.

Coordinación entre las Familias y las Instituciones educativas

El proceso de educar en sexualidad implica una coordinación entre la familia y las instituciones educativas. Hay que enseñar a niños y niñas y simultáneamente capacitar a los padres y adultos cuidadores. La responsabilidad de la educación sexual es tanto de los padres como de las instituciones educativas, quienes tienen la misión de educar integralmente a sus estudiantes, y eso debe incluir la educación en sexualidad[3]. Estos procesos de acompañamiento deben ser adaptados a cada situación o realidad.

  • Conocer las características del desarrollo sexual de los hijos en cada etapa de su crecimiento.
  • Brindar pautas acerca de cómo hablar con los niños sobre la sexualidad (con la verdad, gradualmente y respetando el nivel de desarrollo de cada niño).
  • Asesoría en el manejo de situaciones ante los juegos de exploración sexual de los niños y niñas y en la identificación de situaciones de riesgo (dentro y fuera de línea)
  • Generar pautas para construir vínculos de apego seguros y confiables, y herramientas para el desarrollo psicoafectivo.
  • Generar procesos de aprendizaje sobre pautas de crianza para una educación no violenta.
  • Construir espacios donde exista equidad de género y respeto por la diversidad.
  • Orientar y fortalecer a padres madres y cuidadores en la detección, atención inicial y prevención de los abusos sexuales infantiles, dentro y fuera de línea.
  • Comprender cuáles y cómo son las situaciones abusivas, reconocer indicadores físicos y comportamentales, identificar las rutas de atención en su comunidad, enseñar habilidades de autocuidado a sus hijos e hijas y en general orientar en la construcción de entornos protectores.


[1] Ministerio de Educación Nacional. “Evidencia internacional de por qué educar para la sexualidad desde preescolar”: relación de diversos estudios que evidencian los retos y ventajas de educar para la sexualidad a temprana edad en corresponsabilidad con las familias y los establecimientos educativos.

[2] Cecilia Cardinal de Martin. “Educación sexual. Un proyecto humano de múltiples facetas”. 2.005.

[3] Las leyes 1146 de 2.007 y la Ley 1620 de 2.013 proporcionan indicaciones para impartir educación para la sexualidad en las instituciones educativas en Colombia.

Por: Claudia Sánchez Salamanca
Psicóloga Clínica
Miembro de Grupo Opciones